8 de enero de 2024

¿Cómo puedes saber si estás enamorado o enamorada?

Pareja de enamorados paseando en bicicleta

1. ¿Te gusta tu pareja? Hay una diferencia entre gustarte y amarla. Existen demasiados matrimonios en los cuales las personas se aman, pero no gustan el uno del otro. Esos matrimonios son algo patéticos, es posible amar a alguien sin gustar de él, pero no escojas esto en una relación. (Significa que la persona a quien amas debiera gustarte, física emocional y/o espiritualmente).

2. ¿Eres tú transparente con tu pareja? Un signo verdadero de amor es que tú puedes disentir, compartir tus dudas más profundas, sueños más profundos, y aún así sentirte aceptado. (Es decir, tener la confianza de decir aún nuestros desacuerdos sin temor a la reacción de la otra persona)

3. ¿Eres tú demasiado dependiente? El verdadero amor quiere lo mejor para la otra persona y no demuestra una dependencia enfermiza hacia la otra persona para satisfacer todas sus necesidades. (En cuestiones del corazón, usa tu cerebro, cuidado con confundir amor con obsesión)

4. ¿Es tu amor egocéntrico? Si con frecuencia surge la pregunta: ?qué hay para mi en esto? Y si el amor es egoísta, entonces probablemente no es amor verdadero. (El verdadero amor buscará el crecimiento de la otra persona y no pensará sólo en sí mismo)

5. ¿Es tu amor por Cristo tan maduro como tu amor por el otro? Un amor ligado al amor a Dios es el tipo de amor más fuerte. Si tu no puedes responder sí a esta pregunta, entonces creo que tu relación es un juego. (Definitivamente esta es la clave de toda relación, Debemos amar más a Dios que a nuestra propia pareja)

6. Tu relación te trae ¿felicidad o infelicidad? Conozco varios estudiantes ahora mismo que están en una relación amorosa, aún a pesar de que les trae gran pesar, su autoestima pobre los está forzando a permanecer en esta relación." (Definitivamente en una relación saludable habrá un crecimiento integral, a pesar de las diferencias que puedan haber)

Como vez estas son sólo algunas preguntas que puedes considerar, enamorarse implica relacionarse con la otra persona, conocerla, saber qué le agrada, buscar su bienestar y progreso; y eso te llevará a pensar en ti, a prepararte para una relación, a seguir creciendo y madurando. Lamentablemente existen mitos que hablan sobre el enamoramiento aduciendo que si no puedes dormir, o no dejas de pensar en aquella persona es porque estás enamorado/a. No necesariamente es así. Aprendamos a pedirle al Señor discernimiento. Quién mejor que él para saber lo que sentimos de verdad.

Para el cristiano existe una manera de amar diferente: Amar en santidad, que quiere decir amar como Dios te Ama. Es importante conocerte y aprender a amarte, porque en la medida en que te amas, aprendes a amar al resto de personas que te rodean. Empieza por allí, amándote. Luego debes aprender a pedir, pero pedir como conviene, no egoístamente sino pidiéndole al Señor que trate primero contigo, que te prepare. Al final debes aprender a establecer verdaderas relaciones de amistad.

23 de octubre de 2008

Cómo hacer más extraordinaria tu vida

Mujer feliz

Doña Rosa era una ascensorista de un viejo edificio de juzgados en Bogotá que usualmente estaba congestionado de visitantes, los cuales, asustados, perdidos, molestos, afanados o simplemente apáticos, esperaban atiborrarse en uno de los viejos ascensores.

Cuando se abría la puerta, la multitud que salía empujaba a la que quería entrar, armando un caos que se repetía en casi todos los pisos; además del calor y los olores concentrados en el elevador.

A pesar de esto doña Rosa cuidaba su máquina como si fuera la más fina y valiosa.
Cada mañana, ella brillaba las partes metálicas y la aseaba lo mejor posible.

De todas maneras andaba sonriente y entusiasta, saludaba y despedía al abrir las puertas, disfrutaba sorprendiendo a sus viajeros frecuentes al recordar sus nombres, hacía bromas para que la gente sonriera, y respondía de buena gana a toda clase de preguntas. Aparte de eso vendía papel oficial, sellos de correo, y en sus pocos ratos libres le encantaba tejer ropa para bebés.

Un día alguien le preguntó cómo podía permanecer tan contenta en esa clase de trabajo incómodo, rutinario y mal pagado.

A lo que ella contestó:

Muchas personas creen que yo actúo así por la gente, pero en realidad lo hago por mí. Cuando trato bien a mis pasajeros me siento satisfecha, si los ayudo, la mayoría me trata bien y me aprecia.

Sé que mi ascensor es viejo y mal mantenido, -continuó-, pero cuando lo limpio y lo brillo, me estoy cuidando a mí misma, porque aunque no es mío, vivo en él muchas horas de mi vida y si lo trato bien, me va a servir mejor.

¿Y todos los otros ascensoristas piensan así? -le preguntaron-.

No, -respondió-, algunos de mis compañeros piensan que su tiempo de trabajo no les pertenece a ellos. Dicen que es el tiempo de la empresa. Parecen ausentes, es como si murieran a las ocho de la mañana y resucitaran a las seis de la tarde. Suponen que trabajando de mala gana van a maltratar al jefe o a otros, cuando en realidad es el tiempo de su vida, algo que nunca van a recuperar.

Amigo, qué fácil es convertir lo ordinario y lo rutinario en algo divertido y extraordinario. Todos los días puedes hacerlos diferentes. Las actividades y las personas se vuelven aburridas cuando le quitas el corazón a lo que haces.

¿Cómo podrías hacer más extraordinaria tu vida?
La aventura no está en lo que haces, sino en cómo lo haces.

30 de junio de 2008

Cómo quedar libre del temor

Mujer temerosa

“El perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). Una receta sencilla basada en un texto bíblico, trajo definitiva liberación.

Dijo un distinguido médico: “La más común y sutil de todas las enfermedades humanas es el temor”. Un reconocido psicólogo declara que el temor es el enemigo que más desintegra la personalidad humana. Obviamente, estos científicos no se refieren al temor normal, sino a uno anormal. El temor normal es a la vez necesario y deseable. Es un mecanismo diseñado para nuestra protección. Sin temor normal una persona no puede tener una personalidad bien organizada. Le faltaría la precaución común y sensible. El temor normal evita que hagamos cosas riesgosas, peligrosas y necias.

Pero la línea de distinción entre el temor normal y el anormal, es muy delgada. Antes de que uno se dé cuenta, puede pasar del temor normal a las oscuras y sombrías regiones del temor anormal. ¡Y qué aterrorizante es el temor anormal! Altera sus días y persigue sus noches. Es el centro y fuente de los complejos. Enreda la mente con obsesiones. Quita energía, destruye la paz interior, bloquea el poder. Reduce la efectividad de una persona y frustra las ambiciones.

El temor anormal es el pozo venenoso del cual se extrae la tristeza que deprime. Transforma la vida literalmente en un infierno. Muchos sufren de esta penosa dolencia. ¡Qué patéticos y dignos de pena son ellos, las infelices víctimas del temor anormal!

Pero usted puede ser libre de ese temor. El temor anormal puede curarse.

Cierto doctor en su infancia desarrolló una psicosis de temor. Esta fue en aumento, hasta que en la época en que entró en la Universidad de medicina, le quitaba tanta energía a su mente, que solamente por medio de esfuerzos hercúleos pudo hacer su trabajo. Le producía un desgaste anormal de energías que lo dejaba débil e inútil.
Con gran esfuerzo de energía nerviosa, finalmente se graduó e inició su trabajo interino, pero aún entonces llevaba la pesada carga del temor.
Finalmente, incapaz de soportar más, consultó con uno de sus maestros de medicina y le dijo:

– Debo quitarme esta terrible carga de temor, o tendré que dejar todo.
El médico, un hombre mayor, sabio y amable, orientó a su joven estudiante a un Sanador que, como dijo sabiamente:
– Tiene su consultorio en el Nuevo Testamento.
– Seguí la sugerencia de mi maestro –declaró–, y aquel médico me dio una medicina que me sanó.
¿Y cuál fue la medicina? No fue un líquido en botella, ni un compuesto en píldoras, sino en forma de palabras. Fue una combinación potente de palabras llamada versículo bíblico: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
– “Tomé” esas palabras –dijo el joven doctor–. Les permití sumergirse profundamente en mi mente. Por un proceso de ósmosis intelectual y espiritual, su potencia sanadora penetró e infiltró mi mente, y a su debido tiempo vino la liberación, seguida de un extraño sentido de paz.

Es notable lo que pueden hacer unas pocas palabras cuando son correctas. El Dr. Edward Trudeua, famoso pionero en el tratamiento de la tuberculosis, quien había sufrido esa enfermedad, consiguió fortaleza repitiendo varias veces al día la palabra “aceptación”. La decía lentamente, permitiendo que su grandioso significado entrara profundamente en su mente. Y el Dr. Paul Dubois, psicoterapeuta suizo que había luchado contra obstáculos, practicaba diciendo la palabra “invulnerabilidad”.

He observado el extraño poder en un uso similar de los versículos bíblicos. La Biblia recomienda esta práctica, porque dice: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis y os será hecho” (Juan 15:7).

Es decir, si una persona permanece –significa una inmersión mental a largo plazo, habitual– en comunión con Cristo, y permite que las palabras de Cristo permanezcan –esto es, se queden como pensamiento permanente en la mente– desarrollará tal potencial de poder que la vida fluirá hacia ella más que alejarse. Será liberada y sus poderes funcionarán con eficiencia. La ley opera a su favor antes que en su contra, porque ahora su patrón de pensamiento ha cambiado, lo ha puesto en armonía con la ley o con la verdad.

Si está alterado por el temor, le sugiero que usted también “tome” estas palabras sanadoras: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de amor y de dominio propio”.

Tomado del libro: Cambie sus pensamientos y cambiará todo de Editorial Peniel

¿Puedo ser Cristiano sin unirme a una iglesia?

Cristianos yendo a la iglesia

¿Puedo ser Cristiano sin unirme a una iglesia?

Si, es posible. Pero es como ser:

... un estudiante que no asiste a la escuela.

... un soldado que no se une al ejército.

...un ciudadano que no paga impuestos ni vota.

...un vendedor que no tiene clientes.

... un explorador sin un campamento de base.

... un marinero en un barco sin tripulación.

... un comerciante en una isla desierta.

... un escritor sin lectores.

... un padre sin familia.

... un jugador sin equipo.

... una abeja sin colmena.

¿Quieres ser un cristiano así?

7 de octubre de 2007

Principios Bíblicos para el Matrimonio y la Familia

Familia cristiana

En medio de tanta confusión es tiempo de reiterar el patrón divino para la vida del matrimonio y la familia. Solo el modelo de Dios garantiza matrimonios estables y familias estables. La familia es la unidad básica de la sociedad humana. Cuando esta se desmorona, todo se derrumba con ella. La razón es porque el hombre habrá perdido la posibilidad de transmitir principios divinos para el matrimonio y la familia, de una generación a otra. Sin los principios divinos para el matrimonio y la familia, los hijos repetirán los mismos errores que los padres y la sociedad entera se irá cuesta abajo. 

Ya sabemos que el modelo propuesto por el mundo para el matrimonio y la familia ha traído solamente destrucción, angustia y soledad. Lo que hace falta para que el matrimonio y la familia marchen como Dios desea es un nuevo modelo, el modelo propuesto por Dios en la Biblia. Este modelo divino tiene tres pilares fundamentales: Un nuevo nacimiento, un nuevo control y un nuevo conjunto de normas para el funcionamiento del matrimonio y la familia. Consideremos cada elemento en forma detallada: 

Primero, un nuevo nacimiento. El nuevo nacimiento tiene que ver con un cambio radical en el estado espiritual de una persona. El ser humano viene a este mundo en el estado de muerte espiritual. Romanos 3:23 dice: “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” En este estado de separación de Dios o muerte espiritual, el hombre no puede experimentar la guía de Dios en ningún asunto. Lo que necesita el hombre es nacer a una nueva vida de relación con Dios. Esto ocurre cuando el hombre recibe a Cristo como su único y personal Salvador. Juan 1:12 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Habiendo nacido a una vida espiritual, el hombre está en capacidad de experimentar la guía de Dios para cualquier asunto de la vida. El nuevo nacimiento en las personas que conforman el matrimonio y la familia en general es clave para el buen funcionamiento del hogar.

Si esta experiencia está ausente del hogar, no es extraño que el hogar marche a la deriva. Esto por supuesto no significa que las personas que no han nacido de nuevo no puedan tener relaciones significativas. Lo pueden, pero hasta cierto punto. Estas personas nunca llegarán a conocer la satisfacción completa en sus hogares, porque así como una persona solo encuentra plena satisfacción en una relación con Dios, la familia también solo encuentra plena satisfacción en él. Pero en muchos hogares, los padres y los hijos han experimentado este nuevo nacimiento, y aún así el hogar está al borde del abismo. Una probable causa es que está faltando un nuevo control y esto nos lleva a nuestro segundo pilar:

Un nuevo modelo para el matrimonio y la familia. La palabra de Dios es clara en el sentido que uno que ha nacido de nuevo, o un creyente, es controlado ya sea por su propia carne o por el Espíritu Santo. Gálatas 6:16-17 dice: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” La carne, o nuestros propios intereses egoístas, hará todo lo posible para tomar el control de nuestras vidas. Cuando lo logra, esto es, cuando la carne controla a los miembros de una familia, es el comienzo del caos. Santiago 4:1 dice: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?” Así es amigo oyente, cuando la carne controla a los creyentes, el resultado es guerra abierta. Por contraste, cuando el Espíritu Santo controla a los creyentes, el resultado es armonía total, a pesar de las circunstancias externas difíciles de soportar. 

Una persona controlada por el Espíritu Santo, manifestará el fruto el Espíritu Santo, entre lo cual por ejemplo se encuentra el amor, no esa emoción mal llamada amor, sino aquel acto de la voluntad para sacrificarse por la persona amada. Gálatas 5:22-23 dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”. Tenemos entonces que el nuevo nacimiento, o el pasar de muerte espiritual a vida espiritual, y el nuevo control, o el ser controlados por el Espíritu Santo, son fuente de armonía y felicidad en el matrimonio y en la familia en general. 

Nuevo conjunto de normas para el funcionamiento del matrimonio y de la familia en general. El adoptar las normas del mundo para el funcionamiento del matrimonio y de la familia en general trae como resultado dolor, angustia, desesperación, todo ese cuadro de elevados índices de divorcio, homosexualidad, adulterio, enfermedades por transmisión sexual, hijos abandonados, abortos. Es hora de acabar con esas normas carentes de beneficio práctico y es hora de adoptar nuevas normas para el matrimonio y la familia. 

Las nuevas normas no son algo recientemente inventado por alguien. Las nuevas normas han estado a disposición de la humanidad desde el mismo momento que Dios creó al hombre y a la mujer en el huerto de Edén. Lo que pasa es que el hombre en su rebelión contra Dios ha desechado las normas de Dios para el matrimonio y la familia. Las consecuencias han sido funestas. Las nuevas normas están contenidas en la Biblia. Su mensaje es fresco e ideal para revertir la tendencia actual en los matrimonios y las familias. 

Si Usted comparte la carga de preocupación por la tendencia actual en los matrimonios y las familias, es hora de comenzar por Usted mismo, por su propio matrimonio, por su propia familia. Si todavía no tiene una relación personal con Dios, hoy mismo reconcíliese con Dios y reciba a Cristo como su Salvador personal. Esto será el comienzo de una nueva vida para Usted, para su esposo o esposa y para los demás miembros del hogar. Luego decida ceder el control de su vida a la dirección del Espíritu Santo. Esto se consigue en la medida que Usted obedezca lo que dice Dios en su palabra, la Biblia. De esta manera en Usted se apreciará el fruto del Espíritu Santo, ingrediente indispensable para la estabilidad del matrimonio y la familia. Por último, es necesario que Usted decida desechar las normas que el mundo ofrece para el matrimonio y la familia y decida adoptar las normas que Dios ha plasmado en su palabra, la Biblia.